Productos estructurados
¿Qué son los productos estructurados de inversión?
Consisten en la unión de 2 o bien más productos financieros en una única estructura. Por norma general, lo más habitual acostumbra a ser un producto de renta fija más uno o más derivados. Estos productos son de carácter complejo y cuentan con elevado peligro.
Esencialmente son productos cuya característica primordial es la de ofrecer al inversor la posibilidad de beneficiarse del recorrido alcista (o bien bajista conforme la estructura escogida) de los mercados bursátiles, mas con la garantía de recobrar el cien por ciento (o bien una parte muy significativa) de la inversión efectuada.
Problemática que plantea esta especialidad
Los depósitos estructurados se convirtieron para muchos particulares en una odisea, ya que era el típico producto con muy buena pinta por fuera, pero muy podrido por dentro. Y es que, aunque el sobrenombre por el que se conocían estos productos, ‘depósito’, parecía una garantía de rentabilidad, la palabra, “estructurado”, implica el riesgo de generar un rendimiento nulo, del 0%, e, incluso, arrojar pérdidas.
Esta es la parte que los particulares desconocían. En cualquier caso, un producto estructurado será bueno o malo en función de cómo se comporten los mercados y de las posibilidades (estadística pura) de que se cumplan los parámetros que una entidad fija para que un particular logre un tipo de interés u otro. Resulta muy complicado conocer la rentabilidad final que van a arrojar estos productos. Dicha rentabilidad “garantizada” no era un simple tipo de interés de un producto de renta fija. Muchos depósitos ofrecían un alto tipo de interés, si se daba un escenario óptimo, cosa difícil de prever, pero si los mercados se torcían, el rendimiento se reducía al 0%. Esta rentabilidad no era otra cosa mas que la prima que el banco tenía que pagar por el derecho que adquiría para intentar colocar en el futuro unas acciones al precio de tres o cuatro años antes.
Este es principalmente el problema que han generado estos productos estructurado, vendiéndose como renta fija, cuando realmente nada tenía que ver con eso, ya que no se mencionaban los riesgos escondidos.
El Tribunal Supremo tras numerosas sentencias ha marcado unos criterios favorables a los afectados particulares por este tipo de producto. La problemática surgida no es otra más que, como en otro tipo de instrumentos de financiación, la falta de información de determinados productos por parte de las entidades comercializadoras.
Estos productos asimismo son instrumentos financieros complejos y por tanto les resulta aplicable en su extensión la legislación protectora del inversor. De igual manera que ha ocurrido con otros productos de inversión, como los llamados contratos de «Swap» o bien «permutas financieras», los tribunales ya han empezado a cancelar los contratos formados por productos estructurados por carencia de información al usuario minorista.
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